Una leyenda cazorleña de 1950
Cuentan nuestros queridos paisanos Don Medardo Láinez y Don Miguel Palomino en sus “Leyendas y Tradiciones Cazorleñas” insertas en un capítulo del libro “El Adelantado de Cazorla”, algunas de las más salientes referentes a la historia de nuestra
Sentados junto a la poza o pila que dicha fuente forma y después de ofrecer un cigarrillo a
Corrían los años en que el gran imperio napoleónico, había extendido sus dominios a España y a nuestra
“Mañana, al amanecer, sabrán los cazorleños lo que es bueno”. Mientras nuestros soldados atacan y distraen fuerzas por la Luz y el Castillo, el grueso del ejercito, río arriba, acampará entre los jarales; las minas que están colocando ya los nuestros, volaran la Plaza de Santa María, entonces, caeremos sobre ellos y no les librará ni su Cristo del Consuelo. Pero Éste, que abiertos sus brazo siempre clementes, oía las súplicas de los cazorleños, frustro sus planes. Dejó la mocita el cántaro y fue a dar aviso a su anciano padre, el cual, amparado por la oscuridad de la noche, que había tendido ya su negro manto con anuncio de tragedia, fue a comunicar con los nuestros.
Una docena de mozalbetes, de los más esforzados, llegaron a donde la niña les indicó haber oído aquel relato. Cual no sería la sorpresa de aquellos indígenas al poder comprobar por la conversación, que en efecto, se trataba del Estado Mayor francés que en sitio tan apartado y solitario se había reunido para tramar los planes de ataque y destrucción, por sorpresa, de nuestra Plaza de Santa María, que era el núcleo de resistencia por aquel entonces, ya que desde el
Continuaron ocultos en aquella maleza cosa de una hora, al cabo de la cual, un fanfarrón brindó por el triunfo del día siguiente. Terminado el brindis y servida que fue la cena, no bien habían comenzado, cuando nuestros doce, cayendo de improviso sobre los comensales con sus garrotes y arcabuces, causaron tal estrago y estropicio, que uno de ellos, quizás el jefe, hubo de exclamar: ¡Amarga cena! Y desde entonces, es conocida dicha fuente situada en la orilla izquierda de nuestro río Cerezuelo, por la fuente de
A partir de aquel desastre, contemporáneo al de Bailén, el poder de
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Acampada estaba el
Una noche hacia las diez,
A orillas del Cerezuelo
Para sus planes hacer.
La fuente de
Gran susto le dio al francés;
Una mocita morena
Fue el origen del revés.
Dando aviso a los serranos,
Sobre ellos doce cayeron,
Con garrotes y arcabuces
Matan a los inhumanos,
Que con pretexto de hermanos,
A nuestra Patria invadieron.
Cazorla libre del yugo,
Baja hasta Santa María;
Saca al Cristo del Consuelo
Y le lleva a San Francisco.
Los doce van en cabeza;
El pueblo los vitorea
Y celebra la proeza;
Y la mocita morena
Heroína de
Muérese de la emoción
Al ver en la procesión,
Su pueblo, libre de pena.
Si es historia, leyenda o tradición; no lo sé. A mí, me lo contó aquel hombre octogenario que decía habérselo oído contar a sus antepasados, poniendo en ello un énfasis que admiraba; yo solo transmito lo que oí contar.
Título:“Una leyenda cazorleña”. Autor: Ramón López Amador .Año 1950
Publicado por ABRAHAM LÓPEZ MORENO