Tiscar, Don Pedro y Belerda
Las aldeas de Tíscar, Don Pedro y Belerda se hallan en plena Sierra de Quesada, fundidas en una bella simbiosis con las peñas y los pinos, aprovenchando al máximo una franja de tierra fértil, escalonada en terrazas y regada por el río Vadillo. Distan de Quesada 14, 16 y 18 Kms. respectivamente, y de Jaén unos 120. Sus habitantes los belerdeños (el gentilicio, al parecer, procede de «verde leña»), son en total unos 1300, aunque muchas familias emigraron en los años 60 al sur de Francia y a Suiza, no se puede decir que esta zona está despoblándose. En este caso el aislamiento y la incomunicación perjudiciales para tantos aspectos de la vida diaria ha servido esta vez para salvar del anonimanto y que no caigan en el olvido sus costumbres, sus fiestas, sus modos de vida tal y como eran hace algunos siglos.
Podríamos catalogar a esta aldea serrana, como uno de los enclaves turísticos más importantes de Quesada, por diversas razones como son tradición, historia, naturaleza y devoción; se trata así, de la zona de la Sierra de Quesada más humanizada, lo cual le otorga un interesante valor turístico. En Tíscar podremos contemplar las ruinas del Castillo de Tíscar, que se levanta por encima de la aldea. Aunque sus restos son cristianos del s. XIV, conserva piezas de la antigua fortaleza árabe. Hoy día podemos contemplar la torre del Homenaje, donde puede apreciarse el escudo de Pedro I (1062-1104) y el recinto amurallado del patio de armas. Fue el Castillo de Tíscar el último reducto árabe en esta zona. Inexpugnable y perfectamente comunicado con la atalaya de Tíscar, Castillo de Majuela, Cinco Esquinas, la Hiedra y el de La Iruela, debió ser arrebatado a los cristianos en el siglo XIII, para después ir cayendo alternativamente en manos árabes y cristianas. Su conquista definitiva en 1.319 dio lugar a una célebre leyenda.
Como segunda edificación importante tenemos el Santuario de Tíscar, el cual aunque conserva elementos góticos como la gran puerta de entrada con arco apuntado y jambas ornamentadas, además de restos del alicatado granadino en la sacristía del siglo XIV, la construcción actual data de mediados del siglo XX en su totalidad. Originariamente debió ser un pequeño santuario levantado tras la Reconquista cristiana y recibir romeros en acción de gracias. Representa una perfecta adaptación entre hombre y naturaleza donde se ha dado lugar a esta bella construcción enclavada ente la Peña Negra y el Cerro del Caballo; de este modo, el Santuario cierra el paso natural entre las dos montañas, hoy abierto por dos túneles, uno excavado en la roca y otro a través de esta majestuosa edificación. Unido al Santuario existen una serie de apartamentos utilizados en ocasiones para el descanso de los peregrinos que se acercan hasta aquí en las festividades.
En el Santuario permanece la Virgen que también lleva su nombre, Nuestra Señora de Tíscar, patrona de Quesada y del Adelantamiento, que tan querida es por las gentes de toda la comarca del Alto Guadalquivir, incluso fuera de sus fronteras. Se tiene datación de que la primera imagen de esta Virgen fue traída a estas tierras en el año 35 de nuestra era por San Isicio, varón apostólico, patrón de Cazorla, aunque no es la única tradición que existe sobre sus orígenes, según cuenta la leyenda más extendida, en 1319 la virgen se apareció a Mamad Abdón, reyezuelo de Tíscar, en la Cueva del Agua. En honor a la Virgen de Tíscar se llevan a cabo varias festividades, tanto en Quesada, como en esta pedanía.
La aldea de Tíscar, es una de las pedanías quesadeñas más pequeñas y dónde apenas viven cuatro familias de avanzada edad, aunque los veranos aumenta su población. Pero su tranquilidad, así como la tradicional arquitectura de sus casas, la hacen muy atractiva para ser visitada.
En las cercanías de Tíscar se encuentran, las aldeas serranas también de, Belerda y Don Pedro, que cuentan con mayor población que Tíscar, y donde el arraigo de las tradiciones y costumbres de sus gentes, han dado lugar a un interesante turismo rural, en estas dos pequeñas aldeas quesadeñas.
Entre Tíscar y las aldeas de Belerda y Don Pedro, a la derecha del paso por esta zona de la A-315, se halla la Cueva del Agua, un enclave natural, que deja maravillado a toda persona que lo visita; este lugar está catalogado como monumento natural por la Junta de Andalucía, y se trata de una gruta natural de caliza, que debido a la erosión se ha formado una profunda y estrecha garganta por donde transcurre el río Tíscar, que tras sus saltos, cascadas y fuentes en el paso por esta cueva, llega a confluir al llamado pilón Azul, situado en las proximidades de la aldea de Belerda. Por su parte, cuenta la leyenda que los árabes tiraban la imagen de la Virgen desde lo alto, hasta el fondo de la cueva y de forma milagrosa, la Virgen volvía a aparecer en su camarín, la arrojaron hasta siete veces y así en la última vez se hizo añicos. Los cristianos, después de haber echado a los musulmanes, recogieron los pedacitos y la llevaron a reparar a Toledo, pero la Virgen volvió a Tíscar de forma milagrosa, levantándose una capilla para rendirle culto.
En esta zona donde se encuentran las aldeas de Collejares y el Cortijuelo, que gracias al desarrollo de los cultivos alternativos han frenado el retroceso de la población que ha venido sufriendo esta zona durante la última mitad de siglo.
La pedanía de Los Rosales se halla en un bello paisaje donde se intercambian olivares y sierra (a 10 km. de Quesada); de entre sus casas blancas destaca la ermita de San José.
Fuente: http://www.ayuntamientoquesada.es