IGLESIA DEL CARMEN [ SIGLO XVIII ]
Hacia la mitad de la calle del Carmen se ubica el antiguo Colegio de Jesuitas. La construcción fue promovida por doña Ana de Guzmán, esposa de Francisco Miguel de los Cobos y Luna, hacia finales del S. XVI, donando una gran suma de dinero, además de contar con la colaboración de otros nobles, incluida la propia casa real de los Austrias. Además de estas donaciones logro aportar otras propiedades como fueron unas casas en Cazorla y algunos terrenos en el alfoz de la villa.
El emplazamiento de este colegio de Jesuitas en Cazorla tuvo que vérselas con la rivalidad de la cercana Quesada, que también pretendía tener a los jesuitas en su villa. A lo largo del tiempo y sobre todo en el S. XVII, habrá otro tipo de donaciones.
Conocemos gracias al documento de las fundaciones del colegio, también al autor de la traza de la iglesia, indiscutiblemente
el elemento arquitectónico más relevante del conjunto, nos referimos a Blas Antonio Delgado, Maestro Mayor de la Catedral de Jaén.
El modelo de iglesia se parece a los conventuales del S.XVII, pero ejecutado en el S. XVIII. En principio es una iglesia de una sola nave, sin embargo la anchura de esta, permite la comunicación de las capillas laterales, convirtiéndose en una iglesia de tres naves. El crucero apenas si esta insinuado, mientras sobre estas naves laterales se desarrolla una serie de tribunas en la planta alta. Su decoración es muy austera.
La fachada exterior, esta compuesta por dos portadas, una para la propia iglesia y la otra para la entrada para el colegio.
La primera se levanta sobre dos columnas y frontón partido, presenta capiteles de orden compuesto de cierto sabor manierista y un gran escudo real en el tímpano. La segunda portada adintelada y enmarcada por un bocelón en la parte externa.
Uno de los elementos más sobresalientes de esta iglesia, es su torre. Es interesante por su traza y también por su ubicación, al encontrarse en la cabecera, en el lado derecho del presbiterio, algo poco corriente en estas construcciones. Esta solución parece ser más un aprovechamiento de un elemento del primitivo templo que de una originalidad del nuevo.
La traza de la torre responde a un modelo renacentista, por proporciones y por los elementos ornamentales que presenta.
Debemos destacar los óculos y el chapitel octogonal, también las placas circulares de cerámica vidriada de sus cornisas muy características del renacimiento de Úbeda. Debemos pensar para esta construcción que sigue las tradiciones constructivas de la arquitectura cazorleña del S. XVI, sin embargo con una importante reedificación en el S. XVII y sobre todo en el XVIII.
Del resto del conjunto debemos destacar el jardín o patio del colegio, en el que se conserva una fuente con mascarones similar a otras, en el convento de la Merced o la del Palacio del Vicario. También en este patio hay otra pequeña fuente adosada a un muro de diseño clasicista posiblemente del S. XVIII.
Con la expulsión de los Jesuitas hacia 1768, será otra orden la que se haga cargo de este colegio, nos referimos a los Carmelitas que dejaran su nombre al establecimiento y a la propia calle donde se ubica. Posteriormente y tras la desamortización, en el S. XIX, pasara a convertirse en Hospital. Hoy día, en parte del antiguo colegio se ubican unas oficinas de la administración comarcal.
El esfuerzo contrarreformista de los finales del S. XVI, nos presenta en Cazorla, estos establecimientos religiosos custodiados por el poder de la nobleza de la casa de los Camarasa. No obstante, a partir de principios del S. XVII, la devolución al poder arzobispal de Toledo del Adelantamiento, traerá consigo una recuperación del poder eclesiástico frente a los conventos. Los vicarios y visitadores arzobispales, harán hincapié en dos aspectos de de suma necesidad: de un lado recuperar parte de las tierras llamaradas arzobispales y de otras meter en cintura a todo el cuerpo eclesiástico y clerical de Cazorla.
Texto: Juan Antonio Bueno Cuadros
Cronista Oficial de Cazorla